Torrente
Torrente Arden casas y bosques, las comunidades sin sus tierras. Arden de odio los que embrollan con dichos para la sedienta codicia de unos pocos. Arden monstruos nacidos del hambre, la soledad y el silencio. Entonces, alguien sale a la calle, se encuentra con otros que miran a los ojos, eligen las palabras hasta dejarlas limpias; uno comparte el mate, otro inventa cantos honrando este suelo que pisamos, el aire que viene a darnos la vida, generoso el agua que es de todos y la quieren para unos pocos. Si hace frío, si pinta el miedo, hay manos que se tienden y abrazos que rearman. De pronto la calle es un mar de cabecitas con olas de brazos en alto, un torrente que viene a apagar tanto fuego.